
La segunda parte de Regreso al Futuro nos llevaba a un futuro lejano que ya ha pasado y seguimos sin aeropatín, aunque estamos cerca de los robocordones. Los viajes en el tiempo dentro del lenguaje cinematográfico siempre han puesto el foco en la espectacularidad y el aspecto visual como principal reclamo. Todo cambió con Black Mirror. Pese a poner a la tecnología en el centro de su trama, estos avances sólo suponían el origen de la trama personal. En general, Black Mirror miraba a las microhistorias de inadaptados a su tiempo y los presuntos “avances” de este tiempo. Algo que hacía conectar al protagonista de cada capítulo con un espectador del pasado (nosotros mismos).
En este mapa del tratamiento del tiempo, Years and years se sitúa en un aspecto meramente social y político. Partidos políticos, movimientos sociales e incomprensión generacional marcan a personas que no son inadaptadas a su tiempo, sino que presentan unos conflictos propios de una clase media y una sociedad afectada por las decisiones de representantes que ellos mismos eligen.
En familia

Los Lyons de Years and Years recuerdan mucho a los Walker de Cinco hermanos (‘Brothers and sisters’, una joya). Si los Walker manejaban una empresa y en cada temporada se descubría un nuevo hermano fruto de las infidelidades del patriarca del clan, los Lyons cambian el culebrón por el drama político. Sin embargo, la esencia familiar e interdependiente de sus componentes se traspasa de una serie a otra. Ambas familias acaban resultando entrañables y reconocen la complejidad de cada uno de los personajes con sus defectos y virtudes.
De hecho, el entorno familiar de Years and years ha acabado degenerando en una teoría muy curiosa en nuestro país. Y es que la ficción de la BBC parte de una familia media británica, al igual que ocurre con nuestros Alcántara. La teoría en cuestión sobrevuela la posibilidad de que Cuéntame cómo pasó se convierta en ‘Cuéntame cómo pasará’ una vez que la trama de la serie alcance el momento que vivimos actualmente. Una teoría muy loca, o puede que no tanto, ya que la cadena pública española podría adquirir la exitosa fórmula de su hermana británica y dar una segunda vida a la veterana ficción.
Un futuro muy acertado

En cuanto a las predicciones, Years and years realiza un ejercicio de imaginación que no parece nada distópico o fantasioso. La crisis de los refugiados alcanza Reino Unido con un conflicto candente en nuestro tiempo como es el de la guerra entre Ucrania y Rusia. Uno de los refugiados ucranio lo es no por la amenaza rusa, sino por la homofobia de Estado que Ucrania ha parecido beber de la superpotencia rusa sin inmutarse, algo que ya sucede hoy en día. Otra de las protagonistas se introduce en la clase política británica a lomos del populismo extremista, tal y como ya ha hecho Boris Johnson. Uno de los protagonistas más secundarios es Signor, un asistente electrónico al más puro estilo Alexa o Google Home, este último más conocido como ‘OK Google’. El avance tecnológico permitirá poner en boca de personas frases que no han dicho, algo que ya ocurre con audios, textos y que pronto pasará, como vemos en la serie, en vídeos. La aparición del ‘Partido de los Cuatro Asteriscos’ resulta, más que una predicción, un guiño al populista Movimiento Cinco Estrellas italiano. Incluso España toma un papel relevante en la trama y, al parecer, tras un gobierno de izquierdas, un grupo de extrema izquierda derrocará al Ejecutivo y tomará el control. Puede que en el caso español la amenaza antidemocrática no venga precisamente de ese bando.

Pero en ciertos destellos la razón se impone. Por fin, la tendencia sexual, la sexualidad fluida y la identidad de género serán lo que menos importe y se alejarán del sobreactuado conflicto político. Bueno, solo en Reino Unido, por desgracia.
Las crisis bancarias con corralitos incluidos, la precarización del trabajo, la brecha generacional agrandada por el uso de la tecnología… Todos estos factores confluyen en esta producción anglosajona. Una realidad ficcionada que llega a un punto en el que en muchas ocasiones es difícil distinguir entre la predicción y lo que ya ocurre.
¿Fin?
Dicen que una sociedad que olvida su pasado está condenada a repetirlo. Yo más bien diría que, aparte de que la memoria histórica sea necesaria, una sociedad repite su pasado cuando se olvida de poner en práctica la humanidad. Esto sucede en Years and years, pero también sucede en nuestro presente. Sin destripar uno de los momentos cumbre de la trama, diré que el infierno que refleja se vive hoy en día solo que con otros nombres y muy cerca de aquí. En manos de una sociedad cada vez más deshumanizada queda un futuro que nos volverá a obligar a evolucionar como especie y como comunidad, ya que -pese a muchos y dolorosos retrocesos-, el progreso siempre se impone.