Merlí Bergerón es un nombre que quedará grabado en la mente de muchísimos televidentes en Cataluña, pero también en Latinoamérica y, en menor medida, en el resto de España. La televisión pública catalana, tan maltratada por sí misma en otros ámbitos, decidió apostar hace años por una ficción que reconocía el papel de los docentes como profesionales encargados de asentar las bases para una sociedad culta y crítica.

A través de las aventuras y desventuras de un profesor de Filosofía que comparte aula con su hijo, la historia crea un relato fiel de la juventud española y de un profesor con cierto complejo de Peter Pan. Una historia coral que refleja una juventud normalizada en lo que podríamos situar como las antípodas de lo que vemos en otras series más sensacionalistas como Élite o Euphoria. Quizá en ese aspecto, Merlí peca de reflejar unos personajes excesivamente buenos por naturaleza, que no buscan causar el mal de forma gratuita. Quizá en una sociedad así no se darían casos de acoso escolar, abusos sexuales, etc.

La juventud plural

En este caso sí que podemos hablar relativamente de una juventud fielmente reflejada en cuanto a pluralidad… salvo por alguna excepción. Menores con problemas de salud mental, pertenecientes a la diversidad afectivo-sexual, con un físico no normativo, de distintas tendencias y sentimientos políticos y nacionales… Solo se echan de menos personajes con capacidades diversas. Incluso contamos con un personaje trans que aparecerá en mitad de las tres temporadas de la serie.

Por desgracia sí que se ve un claro ejemplo de discriminación en las tramas de la serie. Durante todas las temporadas en la clase de los denominados “Peripatéticos” observamos a una alumna negra que no supone más que una mera figurante y que solo cuenta con una frase irrelevante en los capítulos finales. La otra toma de contacto con jóvenes extranjeros en la serie es para escenificar la presencia de bandas latinas en la ciudad condal. Algo que no por ser menos cierto, puede resultar estigmatizante en la forma en la que se presenta en la serie.

Una vida de filosofía

La serie dedica cada uno de sus capítulos al pensamiento de un filósofo o filósofa (aunque con una presencia muy maoritaria de autores varones). Con mayor o menor acierto, intenta que en cada capítulo haya una reflexión sobre el tema que acompañe a la trama entre los jóvenes y su relación con el mundo adulto.

La serie es coral, aunque el hilo conductor sea un adulto, Merlí, todo va enfocado a los jóvenes hasta el punto de que en algún momento se siente que los personajes adultos solo resultan palmeros de las andanzas juveniles, un reparto en el que apoyarse.

De todas maneras, Merlí es una de esas producciones que convierte a sus personajes en algo más que meros guiones, el espectador puede empatizar con todos y los peripatéticos se convierten en un grupo de amigos que casi son unos más en la familia al más puro estilo Friends.

Por sacar un pero, a veces parece que a los guiones les falta bastante chicha y que plantean temas de manera muy superflua. A veces ciertos personajes llegan incluso a quedar en ridículo por culpa de unos guiones muy poco elaborados.

También tienen su público

Los peripatéticos lo petaron en Cataluña. Su tercera temporada promedió un 17,5% de cuota de pantalla en TV3 y su capítulo final fue el más visto de su trayectoria con un 22,2%, datos más que suculentos para una televisión autonómica (TV3 14,3% de media en septiembre de 2018. Audiencia media de las televisiones autonómicas 7,7%). Un éxito que se refleja también en los más de 10 millones de reproducciones que tuvo la serie en internet. Tanto es así que incluso la cadena fichó a Carlos Cuevas (Pol) y Elísabet Casanovas (Tania) para sus campanadas de 2016 a 2017.

Pero lo mejor estaba por llegar, y es que tras triunfar en Cataluña la serie pasó al prime time de LaSexta, aunque con un doblaje al castellano algo pobre y restando a la Comunidad Autónoma que la siguió en masa en su lengua original, la primera temporada tuvo unos índices de audiencia más bien pobres. Un tropiezo que nada tuvo que ver con su salto internacional, convertida en un fenómeno de masas en Argentina, ha tenido gran acogida en el resto de América Latina y se ha exportado también por Europa. Y lo mejor puede que aun esté por llegar…

‘Sapere Aude’

Y es que en el nuevo panorama televisivo con las plataformas de pago pujando cada vez más por hacerse un hueco en el consumo medio, estas se fijan como objetivo recurrente resucitar series que contaban con un público muy fiel en las televisiones generalistas. Así pasó con Velvet (rescatada por Movistar+ con ‘Velvet Colección’ tras su fin de etapa en Antena 3) o Vis a Vis (Fox, también retomada de Antena 3 y con un spin off pendiente).

Será de nuevo Movistar+ la que aproveche el filón (nacional e internacional) de Merlí con un spin off sobre el carismático personaje de Pol Rubio. Personaje interpretado por Carlos Cuevas, que viene de protagonizar uno de los fracasos más estrepitosos de la ficción española en abierto con 45 revoluciones en Antena 3.

‘Merlí: Sapere Aude’ será el nombre con el que antiguos y nuevos personajes ampliarán el universo peripatético. Carlos Cuevas, no estará solo, le volverá a acompañar (y esto puede que sea un poquito spoiler) su inseparable David Solans (que ha tenido más suerte que Cuevas en La Caza: Monteperdido – TVE-) y se encontrará con la soberbia María Pujalte, que ya nos conquistó a todos con Los Misterios de Laura (también en La 1 de TVE).

Nuevos personajes que también prometen ser muy jugosos entrarán en la vida de Pol con su paso a la universidad en una secuela que parece darnos una enigmática pista con su título, “Atrévete a ser prudente”. Solo falta que esta nueva versión no desmerezca a la anterior, que se apliquen el cuento.

Trailer en catalán
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