
Hasta la fecha no se puede decir que Netflix haya apostado demasiado por la animación. Ha habido algunas producciones destacables, como Trollhunter, de Guillermo del Toro, o algunas series de anime decentes, como Castlevania, pero no son ni demasiado numerosas ni se les ha concedido un presupuesto que permita demasiadas florituras. Love, Death & Robots, una antología apadrinada por David Fincher (El club de la lucha, Seven) y Tim Miller (Deadpool), es una propuesta bastante ambiciosa que consigue romper con esa racha de títulos de perfil más bien bajo. Se trata de una colección de 18 cortometrajes destinados al público adulto, cada uno de su padre y de su madre, que exploran distintas facetas de la ciencia ficción.
Aunque las piezas presentan una amplia amalgama de tonos, intenciones y medios, comparten un interés por las técnicas más o menos vanguardistas. Así, nos encontramos con un variado crisol de animaciones en 3D, en 2D más o menos estilizado e incluso algunas combinaciones de ambas sobre actores y localizaciones reales. El popurrí resultante recuerda un poco a los cortos que solían proyectarse en los albores de la MTV, como Aeon Flux, los experimentos audiovisuales que proyectan en festivales como ArtFutura o la misma Animatrix, otra antología animada que persiguió en su momento una intención similar.
Love, Death & Robots es un verdadero espectáculo para la vista, plagado de hallazgos visuales valientes y tan heterogéneo que, por irregular que sea, no deja lugar para el aburrimiento. Se nota, además, la manga ancha que se les ha dado a los creadores, algunos de ellos equipos españoles, y ciertamente llega a sorprender que Netflix haya publicado sin problemas unos contenidos que sorprenden por sus altas cotas de ultraviolencia o por una nada desdeñable cantidad de pollas, alguna de ellas incluso en estado de lucimiento.
Más allá del flipe visual, que es el principal reclamo y motivo suficiente para darle una oportunidad al asunto, entre los 18 cortos podemos encontrar algunas ideas de fondo bastante suculentas que van más allá del puro ejercicio de estilo. Y es que entre los guiones que firman algunas de estas historias autoconclusivas podemos encontrar a verdaderos titanes de la ciencia ficción como John Scalzi, Alastair Reynolds o Peter F. Hamilton. Destacan los que abordan temas existencialistas, como la brillante Zima Blue, la angustiosa Más allá de Aquila, Buena caza o la irónica Tres robots. También hay algunos cortos irónicos ciertamente extravagantes que oscilan entre lo cómico y lo grotesco, como Yogur al poder o El vertedero. Una última categoría son las historietas bélicas, bastante menos interesantes y que no suelen ir más allá de la temática de “un grupo de soldados se enfrentan al monstruito de turno”. Honrosa excepción son la estupenda Afortunados 13 o Trajes.

Con duraciones que van de los 6 minutos a los 17 el más largo, las piezas de Love, Death & Robots se disfrutan como pequeñas pildoritas narrativas que te tragas sin darte ni cuenta. Algunas son poco más que sketches, mientras que otras fácilmente podrían haberse alargado para convertirse en largometrajes. Así de variado es este fascinante compendio de cuentos que conquista por osado y por el carácter multicolor que le han imprimido las múltiples voces de los participantes.
No todas las entregas son igual de buenas y algunas ni siquiera parecen un producto profesional, pero sí comparten esa audacia macarra de los cómics de Heavy Metal o 2000 AD y ese entusiasmo inicial de los estudiantes de audiovisual y diseño antes de que su ilusión sea aplastada implacablemente por la realidad del mercado laboral.

Buenísima! Mi favorito el de los tres robots por el genial giro cómico final.