The Handmaid's TaleLos Estados Unidos ya no existen. Ahora la mayor parte de este territorio se denomina República de Gilead. Una nación fundada tras un conflicto bélico entre fundamentalistas religiosos cristianos y los antiguos demócratas en el que vencen los primeros. Para fundar esta nación de principios basados en las concepciones más extremistas de las lecturas de la Biblia, los fundamentalistas niegan a la mujer todos sus derechos.

Pero no todos los hombres pueden considerarse “hijos de Gilead”. Tras una gran crisis mundial de la natalidad, esta se convierte en la obsesión número 1 de los gobernantes de la nueva república, con lo que las parejas de homosexuales y lesbianas pasan a convertirse en enemigos del Estado pese a que ya puedan estar formando una familia.

La tiranía de Gilead condena a la horca a estos “traidores a su género” y le otorga un nuevo rol a las mujeres fértiles: el de “criada”. Las criadas son las encargadas de engendrar a los hijos e hijas de los hombres (prioritariamente militares, gobernantes y de clase alta) cuyas esposas no pueden concebir.

A grandes rasgos esta es la trama de ‘El Cuento de la Criada’. Una historia que ha esperado su momento para llegar a todo el mundo. La serie de la plataforma Hulu ha popularizado a nivel mundial la historia homónima de la escritora feminista Margaret Atwood. La novela vio la luz en 1985, una época en la que la sociedad occidental no estaba tan concienciada con el papel que las mujeres deben desarrollar en plena igualdad con sus semejantes masculinos.

¿Pero en qué se basaba Atwood para escribir un futuro tan catastrofista para las mujeres? Quizá, y digo solo quizá porque esto es una teoría -que quede claro-, en el contexto mundial. La novela de Atwood, repito, se publica en 1985. Pocos años antes, en 1979, triunfa en Irán la Revolución Islámica que convierte al país (decisión adoptada en referéndum y tras varios episodios tremendamente violentos) en una República Islámica. El rechazo a Occidente por parte de la población legitima en las urnas que la nación se rija por los textos sagrados de hace más de 1.000 años. Por tanto, una nación retrocede más de 1.000 años en su historia para afrontar su futuro… ¿contradictorio, no?

Con este triunfo la mujer iraní sufre cómo sus derechos se ven ninguneados y pasan a ser derechos en manos de hombres. El maltrato, la negación de la dignidad y la instauración de una educación claramente machista florecen contra la mujer al amparo del adiós al Antiguo Régimen de los Shás. Atwood pudo preguntarse en su novela por qué si esto estaba pasando en un Estado medianamente moderno como lo había sido Irán, no podría pasar lo mismo en un Estado con fuertes vínculos en su historia con el cristianismo. En este contexto histórico nace ‘El Cuento de la Criada‘.

Treinta años después, la historia triunfa en todo el mundo en forma de serie. En un contexto en el que de forma (casi) global se incrementa el reconocimiento de los derechos de las mujeres, de las personas LGTBI+ y de las libertades individuales, surge la pregunta ¿Y si todo esto se viniera abajo? La vinculación entre la temática de la serie y el contexto actual es tal que los movimientos para la legalización del aborto en Irlanda y Argentina han vinculado sus reivindicaciones con la estética de la serie para visibilizar sus demandas.

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La producción cuenta con la suerte, o más bien el acierto, de darle el papel protagonista a Elisabeth Moss (conocida también por ‘Mad Men‘) que borda el papel de June. Moss interpreta a la criada que nos da a conocer todo el espectro de injusticias e hipocresías que componen Gilead, aunque June es un nombre prohibido, porque es su nombre de mujer libre. En Gilead las criadas adoptan el nombre de sus propietarios añadiéndoles el prefijo “De”, así June pasa a convertirse en Defred, al ser otorgada al Comandante Fred Waterford. La nueva vida de June se convierte en un infierno en el que las violaciones, las palizas, las humillaciones y en general la tortura tanto física como psicológica son el pan nuestro de cada día. Un maltrato al que solo se les permite responder con frases como “Bendito día”, “Alabado sea el fruto”, “el Señor permita que madure”, “Con su mirada” o “Nos han traído buen tiempo”, expresiones usadas por todos los miembros de Gilead, ya sean beneficiados o afectados por el “nuevo” régimen.

Un magistral trabajo que capítulo tras capítulo consigue ir a más y casi no da respiro en su trepidante trama. La serie relata de una manera muy inteligente, cruda y no apta para un público sensible toda la crueldad de este Estado. Pero esta crueldad es solo un vehículo para reflexionar sobre la era en la que vivimos. ¿Hoy EE.UU. está más cerca o más lejos de convertirse en Gilead?, ¿cómo estamos respondiendo desde los estados occidentales ante nuevos populismos basados en concepciones radicales de las religiones?, ¿qué está pasando en un país a caballo entre la cultura occidental y la islámica como Turquía?, ¿qué ha sido de las mujeres en Irán?, ¿alguien se acuerda de África?…

¡Bendito día!

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