
Lino es un pequeño ser negro no humano que no tiene padres. Vive en Dark Meat City, donde malvive intentando mantener algún trabajo precario que le suele durar más bien poco. La mayor parte del tiempo la pasa en su apartamento con Vinz, su fiel colega. Una calavera de cráneo ardiente al que tampoco se le conoce ocupación alguna. Nuestro prota es un buenazo y por eso la vida le suele dar tantos palos, sin embargo, esta razón también le otorga pequeños y poderosos amigos.

Otro motivo por el que la vida le da tantos palos es su extraño origen ¿Tendrá eso algo que ver con sus bizarros sueños y alucinaciones?
El Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia (C-FEM) 2019 vuelve a brillar con una obra gamberra y con mucho “flow” que conecta enseguida con el espectador. Más que la historia, es cómo se cuenta toda la trama, a base de humor ácido y que juega con la fantasía para conseguir las risas del público.
Diversidad al estilo Star Wars
Si una redondeada criatura negra de ojos saltones, una calavera de cráneo en llamas y un mamífero indeterminado pasan desapercibidos por la calle y lo único que llama la atención son unas tentaculosas sombras, es porque nos encontramos ante una ficción en la que la diversidad supone un importante cimiento para la historia. Este estilo recuerda mucho a la diversidad de especies que conviven de manera más o menos pacífica en los distintos planetas de la saga Star Wars. Un recurso muy utilizado también en el género de la animación.

Pero en Mutafukaz el mestizaje va más allá. Una coproducción francesa y japonesa que se ambienta en una ciudad ficticia de Estados Unidos. El punto de partida es tan bizarro que supone la principal característica de la historia.
Un cachondeo

Es la palabra que mejor define a este filme. Me imagino a los creadores disfrutando de una libertad creativa ilimitada y dándole a la imaginación (puede que ayudados por algún producto relajante) partiéndose de risa tras una sucesión de ideas disparatadas. Tras esto, una estrecha colaboración con los artistas gráficos responsables de esta obra tan mágica. El resultado es una película con una gran calidad técnica, divertidísima y estupenda para ver en casa entre amigos que quieren echarse unas risas.

Un claro contraste con el humor vacío que se nos ofrece últimamente y que sólo se basa en estereotipos y prejuicios de todos los tipos. Aquí nos encontramos con una película tan canalla como amable y tierna. Un humor que también se traslada hacia las clases sociales más marginales de la sociedad. Mutafukaz hace una crítica sutil por la violencia irracional que existe en estos estratos y sorprende con un personaje de sorprendente nivel cultural.
Por favor, segunda parte
Y es que estos cabroncetes de Lino y Vinz te dejan con una sonrisa en la cara que querrás volver a sentir. Además, el final abierto de la trama permite una segunda parte en la que aún queda margen para más trastadas de estos caraduras. Sería genial que se apueste por una secuela que mantenga (o supere) el nivel mostrado por la primera Mutafukaz y que la podamos ver en otra edición del C-FEM.
Visualmente es una pasada!!! Me flipa