Es verano en Madrid y cuatro amigos luchan por sobrevivir al calor, a las condiciones precarias que nos han tocado vivir a toda una generación y a la soledad. Un poema dedicado a una juventud perdida, a una generación que basará su vida sólo con ese objetivo, sobrevivir lo mejor posible. Lejos quedó el optimismo de generaciones como la de nuestros padres, que en la mayoría de casos trabajaron como burros en su juventud y la vida acabó recompensándolos con más de lo que imaginaban.

La historia ha cambiado bastante, después de ser una de las generaciones mejor preparadas de este país, de ir a la universidad y hacer un máster (por lo menos) para no ser menos que la/el contrincante que te disputa tu ansiado puesto de trabajo… No encontramos el lugar que nos corresponde en la vida. Nuestras expectativas se topan con una realidad mucho más poderosa. Trabajos precarios y nada ajustados a tu formación para poder pagar el alquiler y llegar a fin de mes en el mejor de los casos, el perpetuo parasitismo a los padres por no encontrar un trabajo con el que poder emanciparse en el peor… Y los políticos todavía quieren que nos pongamos a tener hijos como panes. Ya…

En busca de nuestro gran drama

Sin duda esta generación se merece un homenaje, aunque sólo sea por dedicarnos algo bonito. Desde luego no será la obra de Jota Linares para Netflix. Con toda la poesía de este ambiente que podría marcar un hito en el cine español con una obra equiparable a Los lunes al sol, el director se pierde en un drama trasnochado, forzado y nada contemporáneo.

La historia comienza con Marcos y Marta. Marcos quiere ser médico y se va a mudar a Oviedo para hacer el MIR, Marta es su pareja y le va a acompañar. Ya está buscando trabajo para poder costearse una vida al lado de su amor. Con Marcos viven Eze y Celeste. Eze también se busca la vida como puede y quiere ser director de cine. El cine y la actuación también son el sueño de Celeste, una actriz a la que parece no sonreírle la suerte con el trabajo.

Spoilers para explicar el despropósito

Si tienes interés en ver la película te aconsejo dejar de leer. La trama gira en la última noche del grupo unido antes de que sus protagonistas emprendan un rumbo más o menos incierto. Una noche en la que el alcohol hará de las suyas y sacará a florecer todas las mierdas dentro del, al parecer, bonito grupo de amigos. Empiezo: Celeste propone a todos jugar a un juego tan simple como tonto “¿A quién te llevarías a una isla desierta?”. Un juego para escoger al favorito de cada persona en el grupo. Algo sin mucho sentido, es un juego simple y ñoño que tiene mucha más miga en los grupos grandes. Sin embargo, cuando todos se quieren tanto es cierto que tener que elegir crea tensiones con los que se creían los favoritos de una persona.

Todo avanza con unas dosis de exageración y tragedia muy artificiales que ni siquiera la cantidad de alcohol ingerida consigue justificar. Descalificaciones muy gratuitas y momentos de una tensión inventada para destapar unos cuantos secretos. Resulta que tanto Eze como Marcos mantienen una relación secreta que ni siquiera Celeste ha descubierto, ella está enamorada de Eze. Por lo que Marcos ha estado durante mucho tiempo engañando a Marta, por mucho que ella esté dispuesta a dejarlo todo por él.

Sin embargo Marcos y Eze se reprimen (a saber por qué) y esto crea una tensión que acaba explotando en la cara de todo el grupo.

No existe un motivo por el que Eze y Marcos no estén juntos, y sin embargo optan por hacerse daño, mentir a los otros y mentirse a sí mismos. Una actitud que sólo podría entenderse en otra época en la que estuviera mal vista una relación homosexual. Aún más increíble se hace la historia cuando todos están en la capital de España, se han mudado de sus pequeñas ciudades y pueden vivir con la mayor de las libertades sus amores y sus pasiones. Además, ambos parecen buscar la mejor forma para hacerse daño para mayor gloria de un drama adolescente.

Todo se basa en una historia que no tiene ni pies ni cabeza.

Es una pena porque lo que podía haber sido una oda a una generación se convierte en la búsqueda de una situación de tensión en torno a un pequeño espacio al estilo de Perfectos desconocidos (que Netflix ha adaptado en Francia) o 7 años (una acertada ficción española de Netflix), parece clara la tendencia del gigante americano en su apuesta por la ficción. Si buscas una buena película de tensión emocional y claustrofóbica, te recomiendo la también española H0us3.

A por otro intento

Ni juntar a los chavales y chavalas más guapos de España y retratar las mierdas de su generación (con escenas de cama incluidas) es suficiente para salvar el despropósito de lo que en un principio es una buena idea. Por mucho que algunos sean los protas de Élite y La Casa de Papel que se comen el mundo desde nuestra ficción patria. A esta generación le tocará volver a hacer lo que siempre le toca: esperar. Esperar a un buen reflejo de todo el drama que llevamos a cuestas y que no lo parece. Puede que llegue algún día o puede que en la ficción pase como en la realidad y esta generación pase con más pena que gloria.

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